jueves, 10 de septiembre de 2009

ENSÉÑAME LA PATITA


-Con el paso de los años es fácil perder el contacto con la gente más cercana, sean amigos o familia, pero siempre dejamos la puerta abierta, siempre decimos hasta luego, no adiós. El problema viene cuando alguien se marcha llevándose tus cosas y dando un portazo. ¿Qué haríais en esa situación? Se puede odiar, sufrir o... lo que mejor se me da: no hay mayor desprecio que el olvido.

Pero, ¡ay! ¿Y si esa persona vuelve a llamar a la puerta? Cabe el recurso de hacer oídos sordos y no abrir la puerta. Lo malo es si esa persona insiste e insiste. Al final acabas acercándote a la puerta y observando por la mirilla, luego le pides que te enseñe la patita, y terminas abriéndole la puerta. Craso error, pero el ser humano es débil, y yo soy más débil aún.

Moraleja: usa una puerta de seguridad con un candado bien grande.

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