viernes, 3 de julio de 2009

VIAJE A NINGUNA PARTE


-Hay muchos tipos de viajes: turísticos en busca de playa y sol, rural, montaña, cruceros, balnearios... Suelen ser los desplazamientos del punto A al punto B. No están mal, pero prefiero otro tipo de viaje: el viaje a ninguna parte.

En el viaje a ninguna parte lo importante no es llegar al punto B, es sólamente salir del punto A y vagar por ahí, sin billete de vuelta, improvisando a cada momento y disfrutando del viaje, de esa sensación de vida que da el movimiento. Da igual si acabas en el punto B, C o D; puedes acabar en B, en C, en D o en todos a la vez.

Soy un pesado y me repito, pero soy navegante de arena. Me esperan, nos esperan, muchos destinos y muchos lugares por conocer y recorrer, y la satisfacción de compartir un viaje, un verdadero viaje a ninguna parte. Sólo sé que nos lo pasaremos muy bien. La rosa de los vientos nos guiará (Jota, si dependemos de tu GPS acabamos en el bingo de Cádiz, que tampoco estaría nada mal).

PD: De momento cierro por vacaciones, aunque quién sabe, quizás deje encerrado al escapista y me de por actualizar este blog durante este mes de viajes.

Disfruten del verano.

Muchos besitos blancos para todos/as

UNA CERDADA


-¿Alguien sabe qué pasó con la gripe porcina? ¿No era una pandemia mundial? ¿No se supone que nos iba a hacer mierda?

Ahora tenemos la Gripe A, que vaya casualidad, resulta que no es una nueva gripe, sigue siendo la gripe porcina, sólo que con otro nombre.

Desde luego qué atentos, qué majetes que se hayan tomado tantas molestias para que no suene tan mal como la gripe aviar, es más, nos ahorraremos las imágenes de esos pobres cerdos sacrificados como les pasó a sus congéneres los pollos. Y es que aquí está el quid de la cuestión: yo todavía no he visto sacrificar cerdos masivamente. Lo cual, por otra parte, es una gran cerdada, y lo digo sin recochineo.

Ya que se ha puesto tan de moda hablar de lobby's, parece ser que el lobby del cerdo, o los cerdos del lobby estadounidense, que tanto da, son más poderosos que los pobres granjeros asiáticos, que asistían impávidos al sacrificio de sus pollos por parte del estado, no fuera a ser que se extendiera por el mundo, es decir, por el mundo que de verdad importa: occidente.

"Yo, como buen occidental, sé nadar como un pez, un pez en un mar de mediocridad".

Lástima de mundo. No quiero ni imaginarme el tamiflú (la vacuna para dicha gripe) que están fabricando las farmacéuticas (otro lobby) y por el que pagarán un pastón los estados. Mi vacuna se la pueden ahorrar, va a vacunarse su puta madre.

PD: Pongo una foto de Ánsar, ese gran cómico ejpañol. Es que ya que hablábamos de cerdos...

HAMBRE Y SUEÑO


-Una de las peores cosas que le puede pasar a un ser humano es padecer hambre; también existe la tortura del insomnio, ese gran hijo de puta. Os aseguro que no dormir enloquece a cualquiera. Y siempre pastillas, más pastillas.

Mi madre tiene la teoría de que cuanto más pequeñas son las pastillas que me manda el médico, más potentes son, y no se equivoca; cada vez la droga es más fuerte y está concentrada en una minúscula pastilla. Aunque sobre estas drogas legales prefiero hablar otro día con más calma. Da para pensar en Un mundo feliz y sus "dosis de felicidad".

Por eso hoy yo me alegro de sentirme vivo, de tener hambre y de tener sueño. Lo de la sed ya es algo diferente, nunca me separo de la boca de una botella (de agua, no piensen mal). También tengo sed de otras bocas que no son precisamente las de una botella o un botellín.

A esta entrada la podríamos llamar gilientrada (como los gilicorner), porque de verdad no cuento nada, pero desde hace mucho tiempo no sentía ni hambre ni sueño, así que disculpen estas líneas sin sentido.

PD: Sí, ya sé que das fe de que es una gilientrada, pero no me da para más. Hoy sí que me comía un jamón entero. Por cierto, mañana txistorrada popular en Tudela. Os váis a enterar de lo que es comer bien.

jueves, 2 de julio de 2009

ROSA DE LOS VIENTOS


Como no creo en el destino
he de buscar mi camino
en lugares ocultos a la ignorancia
que guardan tesoros de libertad.

Son senderos de ir despacio
no vayas a cometer
la torpeza de caer en el abismo
y no te puedas levantar...

Hay caminos con peaje
hacia ningún lugar
aunque son muy anchos y veloces
pagas con tu alma su comodidad.

Seré un viajero sin destino
perdido en el camino
del que busca un sentido a la vida
y la vida lo devuelve sin sentido
dormido...


-Esto es parte de una canción que escribí de adolescente y que he recuperado buscando entre viejos papeles.

Sigo pensando igual, no cambio; hay cosas que nunca tienen remedio (yo). No creo en el destino, no creo en la suerte, no hay nada decidido de antemano. Como decía en otra entrada, soy raro porque prefiero navegar a vivir. Pienso que es más arriesgado salirse de la carretera principal, que es lo más cómodo, pero prefiero otros caminos que me lleven a sitios desconocidos; me puede esperar algo bueno o algo malo, dependerá de mi actitud y de mis ganas, no de mi suerte.

Para mí siempre será más importante navegar, seguir buscando, perderme por cualquier sendero o vereda, que vivir. Lo dicen los marineros, "Lo importante no es vivir, sino navegar", y lo reinterpretó Pessoa, "Vivir no es necesario, lo necesario es crear".

Me alegra saber que algo de mí, que ya sólo soy ausencia, aún permanece y no me abandona: las ganas de navegar. Por eso, mi primer tatuaje será una rosa de los vientos.

¿CUÁNTO CUESTA LA FELICIDAD?


-En caso de que la felicidad fuera algo tangible y por lo tanto cuantificable, ¿con qué unidad métrica la mediríamos, es decir, cual sería la palabra con la que tasaríamos la felicidad? ¿Metros, metros cúbicos, voltios, watios, amperios, bytes...?

Podríamos ponernos a debatir sobre el tema, discutir sobre nuevas unidades métricas (como el hugolino, por ejemplo), tirarnos los trastos a la cabeza y quemar neuronas -que buena falta les hace a algunos- en este debate, esta discusión, pero sería algo estéril. Ya existe una unidad para tasar la felicidad, y no se trata de un tecnicismo médico impronunciable, se trata de algo con lo que convivimos todos los días: el kilo

Sí, todos los días bajamos a la frutería, vamos al supermercado, compramos golosinas (ositos de goma, arrgg)... La felicidad se mide en kilos, pero como en todo, hace falta moderación. No es bueno un empacho de felicidad (obesidad) ni ser tan tristes como para acabar en los huesos (anorexia y demás transtornos alimenticios).

Servidor se está quedando (si no lo es ya) como un saquito de huesos. Me faltan 15 kilos (para mí ese es el peaje que he pagado por su pérdida), 15 kilos que han volado como se vuela un pájaro de la jaula: en un instante, en el momento menos esperado, olvidé cerrar la puerta de la jaula y el pájaro se voló. Pero poco a poco los recuperaré, no todos, que como ya dije antes, no es bueno el empacho, pero sé que los recuperaré. Y serán kilos dulces, como azúcar.

PD: Ójala alguien sepa ver el homenaje a Alejandra Pizarnik. "El pájaro se voló/el miedo/el miedo"