jueves, 27 de agosto de 2009

CINCO MINUTOS


-Arriesgar la vida es la apuesta de unos pocos: montañeros, poetas, músicos, pintores... pero todos tienen un motivo, un impulso vital que los impele a actuar de la manera en que lo hacen. El poeta pone su alma en cada verso, el montañero toca con sus dedos el cielo, el pintor envejece mientras su obra permanece joven eternamente, el músico verdadero saca un billete de ida al abismo...

Locos los llaman algunos, y puede que tengan razón, pero son locos por su propia naturaleza, su misión, sea escribir un poema o subir una montaña, es un fin en sí mismo, no un medio para llegar a nada. El objetivo es soltar toda la metralla y volver a empezar, sin final aparente.

Convengamos en que este tipo de comportamiento es de locos, de mentes perturbadas, pero tendremos que estar de acuerdo en que jugarse la vida de esta manera tiene algo de épico y de generoso por su parte. Ahora bien, hay gente que arriesga la vida sin generosidad ni épica ninguna.

Eso es lo que han hecho cuatro chavales, que imitando el programa El último superviviente, casi pierden la vida. Aparentemente eran unos chicos en buena forma, sanos y atléticos, con unas nociones más o menos grandes en supervivencia y con ganas de pasárselo bien. ¿De pasárselo bien o de hacerse famosos?

Todo el mundo exije sus cinco minutos de fama, que no de felicidad, y estos chavales los han tenido. Han grabado un documental que puede verse en youtube. Ya desde aquí, es algo que me choca mucho, mezclar supervivencia con cámaras de vídeo, vídeo que pudo ser póstumo.

Su destino fue el Pirineo, y menos mal, porque perderse allí es casi imposible, además de la gran cantidad de recursos que ofrece. Bueno, pues estos chavales casi palman a pesar de tenerlo todo muy bien planeado. Empezaron mal, perdieron el móvil, lo único que en caso de apuro les podía salvar, casi no comieron, y ya es raro porque uno de ellos es tercero de España en pesca, pero se le rompió la caña de pescar, así que se tuvieron que conformar con una gallina (seguro que algún vecino la echa de menos) y alguna alimaña. A esto hay que añadir su nula capacidad de orientarse: se desviaron varios kilómetros de su punto de destino. Vamos, que porque fueron en julio, pero no me los quiero imaginar ya no en otoño o en invierno, sino en mayo mismo, que las temperaturas mínimas pueden descender por debajo de los 0º grados.

¿Arriesgar la vida para salir en televisión merece la pena? ¿Hay que reírles las gracias? De momento no les ha ido nada mal, y el año que viene prometen repetir. Todo sea por esos cinco minutos.

1 comentario:

  1. hacer famoso así me parece tan admirable como ir a un programa del corazón a comentar con quién se acuestan los demás

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