
Pasé del ¿por qué?, me centré en el ¿para qué? y me olvidé del ¿para quién?.
El ¿por qué? no tiene importancia, lo sabes. El ¿para qué? me trajo de cabeza, pero llegaste tú y recordé el ¿para quién?.
Olvidamos lo que fuimos por un instante, ahora tenemos que buscar nuevas identidades.
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